martes, 8 de septiembre de 2009

La otra música latina

La industria musical a veces hace daño a los oídos. También a la difusión o la falta de ella.
Si todas las bandas o solistas tuvieran la misma oportunidad, habría mayor pluralidad y también posibilidades de expandir culturalmente a las sociedades.
No quedarse sólo con lo que se empeñan quienes deciden qué vale la pena o no dar a conocer, y tener la posibilidad de elegir.
Todo ha cambiado. La mayoría de las radios sirven como sucursal de las discográficas y sus “artistas exclusivos”. Y en ese camino, lamentablemente se pierden o no llegan de la misma manera opciones diferentes, o parecidas, pero con ciertas particularidades que las hacen únicas e interesantes.
¿Qué hubiera sido de los músicos cubanos sin la película Buena Vista Social Club?
De no haber sido por Wim Wenders o Ry Cooder, y su interés casi antropológico por estos excelentes instrumentistas y cantantes, la mayoría de nosotros ni siquiera hubiéramos sabido que existían.
Quien pueda resistirse a caer a los pies de Compay Segundo o Ibrahim Ferrer -por nombrar sólo a dos de los integrantes de esta banda- es que no los ha escuchado interpretar Chan Chan o De camino a la vereda, o simplemente carecen del don emotivo en sus vidas.
Y algo parecido pasa con otros artistas latinoamericanos, que no son exactamente Ricky Martin, Chayanne con su baile milimétricamente estudiado incluído, Arjona y su poesía vulgar de bocaditos Dos corazones, Shakira y su voz con dolor de ovarios que llora todo el tiempo mientras sacude su vientre, y tantos otros más.
¿Cuántos recuerdan cuando se los nombra un tema de Lhasa De Sela, Liliana Felipe, Lila Downs, Chucho Valdez, Omara Portuondo, Rubén González por nombrar a algunos?
Si ni siquiera conocían su existencia, aquí va un poco de información.

Lhasa: En 1997, aparece La Llorona, primer álbum escrito, compuesto e interpretado por ella misma. Con una voz que por momentos se torna bluesera y por momentos dulce entonación de canciones infantiles, mezcla de rancheras y melopeas zíngaras, country y canciones populares, junto a textos profundamente íntimos, interpretados en español por una voz cálida y potente. Las canciones, teñidas por un romanticismo a la Emily Brontë, están llenas de humor, de inteligencia y de ironía, son directas, desconcertantes y apasionadas.
Discos: La Llorona (1997), The living road (2003), Lhasa (2009).
Temas recomendados: De cara a la pared, Con toda palabra, Pa´llegar a tu lado.
Página oficial: www.lhasadesela.com

Liliana Felipe: nacida en Córdoba, Argentina, exiliada en México durante la dictadura militar. Dueña de un sentido del humor ácido y escatológico, letras con historias cotidianas, de amor poco convencional y una voz que casi habla, relata; de no ser cantante, podría ser una excelente pronunciadora de discursos. También es compositora de música de obra musical, de teatro y de cine.
Discos: Liliana 1, (1980); Liliana 2 con La Orquesta de Mujeres (1983); Materia de Pescado (1989); Liliana Felipe (1991); Elotitos tiernos (1992); Lilith el segundo fracaso de Dios (1994); Mexican Cabaret (2000); Vacas Sagradas (2000); Trucho, (2002); El Hábito; Tangachos, (2005); Tan Chidos, (2005); Matar o no matar (2005); Mil veces mil, (2008).
Temas recomendados: Sirena con patas, Las histéricas, Cuando cumpla 80, Pobre gente, Nadie se sale con la suya, Como Madame Bovary.

Lila Downs: cantante mexicana, con el don de una voz por momentos dulce y a veces grave para el género femenino, experimenta con ritmos tan disímiles como chacarera, jazz, bolero y música mexicana.
Discografía: La sandunga (1999); Yutu tata (2000), Border/ La Línea (2001), One blood/ Una sangre (2004), Itunes Exclusive (2006), La cantina (2006), Ojo de culebra/ Shake away (2008).
Temas recomendados: Yo envidio el viento, La llorona, La sandunga.

martes, 28 de julio de 2009

Los chicos crecen...

En varias reuniones entre gente que ronda los 30 años han surgido cosas que tal vez antes hacíamos y ahora no lo haríamos ni locos y viceversa. Es extraño cómo una persona puede cambiar, en parte tiene que ver con el crecimiento, no sólo cronológico sino también emocional, mental e intelectual.
Estas son las que más surgen. Quienes quieran aportar nuevas, serán bienvenidas...

  • Convivir con amigos: La única posibilidad a partir de los 30 años es solo o en pareja, ya la cuestión hippie o adolescente de la convivencia y el "está todo bien" se perdió o desvaneció en algún momento sin que nos diéramos cuenta.
  • Tener trabajos temporales, o de sueldos magros: las pretensiones ahora pasan principalmente por una seguridad económica y poder planificar algo a corto plazo.
  • Comidas sanas: ya no más fritos varios todos los días, ésto podría repercutir automáticamente en nuestro estómago.
  • Vestimenta: cuidamos un poco más las combinaciones de colores, ciertos atuendos.
  • Quienes decían que jamás se iban a casar o tener familia, comienzan a desfilar por los registros civiles, o a reproducirse de manera indiscriminada.
  • Volverse más prejuicioso: no hace falta aclaración, esto sucede con respecto a muchas cosas.
  • Tener temor a cosas que antes no: algo a lo que le llaman conciencia dejó de estar escondida en algún rincón y empieza a agazaparse para atacar con toda su furia.
  • Apertura para escuchar algo más que rock. El oído comienza a necesitar algo más que guitarras eléctricas y furia. Si bien se permanece dentro de cierto estilo, también se van sumando otros ritmos: jazz, tango, bolero, etc.

miércoles, 1 de julio de 2009

CONCURSO DE BELLEZA

Sara Facio


Fotógrafa, editora y curadora, nació en Argentina en 1932 y se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953. Se inició en la fotografía en 1957. Fue asistente de Annemarie Heinrich.
En 1973 fundó La Azotea Editorial Fotográfica.
En 1985 promovió la apertura de la Fotogalería del Teatro General San Martín de Buenos Aires que dirigió hasta 1988.
Desde 1995 es curadora del patrimonio de fotografía del Museo Nacional de Bellas Artes, que formó y presentó al público en 1998.
Entre sus trabajos más conocidos se encuentran las fotografías a Julio Cortázar






lunes, 29 de junio de 2009

EDITORIAL

Algo está pasando desde que empezó la segunda quincena de este mes de junio. No podríamos definir bien qué.
Pensamos hipótesis y surgieron estas: o ya pasamos a formar parte de una generación que está en camino de sumar leyendas, lo que quiere decir que muchos que conocíamos están empezando a morir; o sea, estamos envejeciendo; o hay algún mensaje que todavía no podemos captar.
Pasamos a enumerar: 16 de junio, Oscar Ferreiro, conocido como el actor que representó a Alberto Lombardo en la telenovela Montecristo, entre otros papeles de "malo". 17 de junio: Fernando Peña y Alejandro Doria. El primero conocido principalmente por sus “criaturas” radiales, su voz virtuosa y sus declaraciones que incomodaban a más de uno, el segundo por Esperando la carroza, película que varios hemos visto una y otra vez y seguimos riéndonos después de veinte años con los mismos gags.
24 de junio: Andrés Cascioli, quien entre otras cosas, fundó en 1972, con Oskar Blotta, la revista Satiricón y en 1978, Humor Registrado y fue uno de los impulsores de Rolling Stone en Argentina.
25 de junio: Farah Fawcett, actriz-símbolo sexual de la década del 70 y protagonista de Los ángeles de Charlie y Michael Jackson (éste último no necesita presentación).
Fuera de gustos o intereses personales de cada quien, es innegable que todos o algunos de ellos formaron parte de nuestra cultura, crecimiento o aprendizaje. Por motivos artísticos, intelectuales, o de entretenimiento.
Ha sido un mes nefasto, con demasiadas bajas, unas más dolorosas que otras, unas más predecibles que otras.
Lo real es que todos son irreemplazables. Surgió también entre nosotros la pregunta ¿y ahora qué? ¿qué hacemos? ¿quién nos queda para hacernos reír, pensar, reflexionar, emocionarnos, cuestionarnos cosas?
Claro está que se están yendo y no quedan muchos con esas características. Que estamos en una especie de abulia, que no surgen nuevos referentes de expresiones artísticas varias. Que todo es una repetición, una copia berreta de íconos, y que éstas no le llegan ni a los talones.
Hay un vacío, una sensación de pérdida grande. Se fueron muchos que decían las cosas como queríamos oírlas, que eran nuestras voces en medios de comunicación, que expresaban de manera clara, precisa, original nuestros pensamientos y sentimientos. La voz de los sin voz.
También habrá muchos para quienes estos hechos pasen desapercibidos, para quienes no signifique nada. Pero eso es harina de otro costal.
Nos sentimos huérfanos de representantes.
La moraleja de esto es que deberíamos proponernos honrarlos de la mejor manera, de la que esté a nuestro alcance. Recordarlos. No olvidar lo que algunos o cada uno de ellos nos inculcaron, ofrecieron, regalaron con su arte.
Tratar de seguir su camino sería una buena forma.
Esperamos poder algún día estar a la altura de la circunstancia.

sábado, 20 de junio de 2009


Dedicamos este blog a la memoria de Fernando Peña.
Gracias por tu talento. Hasta la vista

EDITORIAL

Se fueron. Todos. No vamos a volver a escucharlos. No vamos a poder indignarnos más con el cheto insoportable. Ni reírnos con el puto que daba consejos. Ni enojarnos con ese mexicano cabrón.
Radio Nacional no será lo mismo. Un vacío enorme, casi tan fuerte como un minuto de silencio radial, será protagonista ahora en esa vereda tropical que estará desierta.
No vamos a poder enternecernos con ese pibe chorro que por momentos queríamos matar.
No habrá más "brillos y lentejuelas" para la primera locutora travesti de la radio. Habrá un candidato electoral menos en las próximas elecciones, un tachero porteño que sabía de calles y de códigos ya no carraspeará su garganta.
La obvia referencia a la muerte de Fernando Peña es sólo para entendidos que conocían su arte y su talento.
Cuesta imaginar los próximos días sin su voz en la radio. No sólo no se podrá escuchar a Peña: hemos perdido a Milagritos López, Dick Alfredo, la Mega, Palito, Revoira Lynch, María Elena, Roberto Flores, Sabino, Porelorti, Johnatan y Monseñor Lago. Porque Peña era eso y mucho más.
Cuesta asimilarlo, y cuesta comprender por qué se van los talentosos, los que hacen pensar, los que, nos guste o no su estilo, producen, y a cambio se quedan los mayores referentes de la improductividad.
En los últimos años se fueron Fontanarrosa, Ginsburg, Castello, y ahora Peña. ¿Qué estilo de humor nos quedará? ¿Quedará alguno acaso?
La noticia produjo conmoción y tristeza.
Parecía otro de sus chistes de humor negro, pero no fue así. Le había esquivado tantas veces a la muerte que en esta ocasión la mayoría de los que lo escuchaban habitualmente pensaban que sería algo pasajero.
Estaba lleno de proyectos (quizá debido a esa hiperquinecia que lo caracterizaba): quería escribir otro libro, planeaba una obra de teatro con Perciavale, tenía una productora para ayudar a artistas under, quería volver a hacer la obra que tenía en cartel hasta que empezó con los dolores, y vaya uno a saber cuántas cosas más...
Se nos fue la ternura de Milagritos, sus anécdotas "cubano-miamienses", perdimos a Roberto Flores, que ayudaba a "salir del closet" y recordaba a las 8 de la mañana a todos los HIV positivo tomar su AZT.
Vivió como quiso y eso lo podemos decir pocos: hasta estaba filmando su tratamiento -que muchos entenderán como morbo- para que sirviera a las personas que estuvieran pasando por lo mismo con la intención de "desdramatizar", pensaba venderlo y donar la recaudación al instituto Fleming y a la Fundación Huesped.
Murió Fernando Peña, el padre de las criaturas, el "hijo" de Lalo Mir, el "puto sufrido".
Es un día triste.
Hasta la vista, puto lindo! Te vamos a extrañar mucho.

Moth

Paren todos los relojes, corten el teléfono
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso
Silencien los pianos y, con un sonido suave
Traigan el ataúd, dejen venir a los deudos
Permitan a los aviones dar círculos en lo alto
Escribiendo en el cielo el mensaje: él está muerto
Coloquen crespones alrededor de los cuellos blancos de los servidores públicos Permitan usar guantes negros de algodón a los policías.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste
Mi semana de trabajo y mi domingo de descanso,
Mi mediodía, mi medianoche, mi conversación, mi canción;
Pensé que el amor duraría para siempre: me equivoqué.
Ahora no se necesitan las estrellas sáquelas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y limpien el fondo;
Pues nada, ahora podrá ser como antes.

Wystan Hug Auden