Radio Nacional no será lo mismo. Un vacío enorme, casi tan fuerte como un minuto de silencio radial, será protagonista ahora en esa vereda tropical que estará desierta.
No vamos a poder enternecernos con ese pibe chorro que por momentos queríamos matar.
No habrá más "brillos y lentejuelas" para la primera locutora travesti de la radio. Habrá un candidato electoral menos en las próximas elecciones, un tachero porteño que sabía de calles y de códigos ya no carraspeará su garganta.
La obvia referencia a la muerte de Fernando Peña es sólo para entendidos que conocían su arte y su talento.
Cuesta imaginar los próximos días sin su voz en la radio. No sólo no se podrá escuchar a Peña: hemos perdido a Milagritos López, Dick Alfredo, la Mega, Palito, Revoira Lynch, María Elena, Roberto Flores, Sabino, Porelorti, Johnatan y Monseñor Lago. Porque Peña era eso y mucho más.
Cuesta asimilarlo, y cuesta comprender por qué se van los talentosos, los que hacen pensar, los que, nos guste o no su estilo, producen, y a cambio se quedan los mayores referentes de la improductividad.
En los últimos años se fueron Fontanarrosa, Ginsburg, Castello, y ahora Peña. ¿Qué estilo de humor nos quedará? ¿Quedará alguno acaso?
La noticia produjo conmoción y tristeza.
Parecía otro de sus chistes de humor negro, pero no fue así. Le había esquivado tantas veces a la muerte que en esta ocasión la mayoría de los que lo escuchaban habitualmente pensaban que sería algo pasajero.
Estaba lleno de proyectos (quizá debido a esa hiperquinecia que lo caracterizaba): quería escribir otro libro, planeaba una obra de teatro con Perciavale, tenía una productora para ayudar a artistas under, quería volver a hacer la obra que tenía en cartel hasta que empezó con los dolores, y vaya uno a saber cuántas cosas más...
Se nos fue la ternura de Milagritos, sus anécdotas "cubano-miamienses", perdimos a Roberto Flores, que ayudaba a "salir del closet" y recordaba a las 8 de la mañana a todos los HIV positivo tomar su AZT.
Vivió como quiso y eso lo podemos decir pocos: hasta estaba filmando su tratamiento -que muchos entenderán como morbo- para que sirviera a las personas que estuvieran pasando por lo mismo con la intención de "desdramatizar", pensaba venderlo y donar la recaudación al instituto Fleming y a la Fundación Huesped.
Murió Fernando Peña, el padre de las criaturas, el "hijo" de Lalo Mir, el "puto sufrido".
Es un día triste.
Hasta la vista, puto lindo! Te vamos a extrañar mucho.
Moth
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