sábado, 20 de junio de 2009


Paren todos los relojes, corten el teléfono
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso
Silencien los pianos y, con un sonido suave
Traigan el ataúd, dejen venir a los deudos
Permitan a los aviones dar círculos en lo alto
Escribiendo en el cielo el mensaje: él está muerto
Coloquen crespones alrededor de los cuellos blancos de los servidores públicos Permitan usar guantes negros de algodón a los policías.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste
Mi semana de trabajo y mi domingo de descanso,
Mi mediodía, mi medianoche, mi conversación, mi canción;
Pensé que el amor duraría para siempre: me equivoqué.
Ahora no se necesitan las estrellas sáquelas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y limpien el fondo;
Pues nada, ahora podrá ser como antes.

Wystan Hug Auden

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