jueves, 18 de junio de 2009

ETERNO RESPLANDOR DE UNA MUERTE CON RECUERDOS

Fue el precursor, el padre de todos los que vinieron después.

Ir allí era lo mejor que podía pasarles a los chicos y los no tan chicos. Era un mundo soñado; a lo que podíamos aspirar todos aquellos a los que la varita de la suerte internacional les había fallado en la concreción de los tres deseos antes de soplar las velitas de cumpleaños pidiendo el viaje a Disney.

Para muchos representaba un divertimento futurista; con una tecnología sin precedentes por estas tierras.

Todo era una aventura: desde que salías de casa, en un viaje que ahora parece común y se hace en 45 minutos promerio, en aquel entonces resultaba un recorrido más largo - aunque esto no podríamos dilucidar si se debía a la ansiedad por llegar o al sinuoso camino que se debía recorrer antes de que las autopistas fueran algo cotidiano-.

La bienvenida de las luces de neón en letra manuscrita (todavía la "cursiva" no existía) provocaba una luminosidad en los ojos de los chicos que por aquel entonces ni siquiera imaginábamos que veinte años después tener una computadora casera era posible.

Al pasar esa puerta, con la entrada en mano cual pasaje a la felicidad, se veían tazas en tamaño gigante que giraban, autos sin ruedas cuya función era...chocarlos, un plato volador sin techo, que tenía nombre de un baile brasilero o algo así, un pulpo con cara maligna de cuyos tentáculos salían autitos que giraban y a medida que pasaba el tiempo subían y bajaban.

Y muchas opciones más estaban esperando.

El Italpark fue uno de los primeros parques de diversiones al que los niños de los ´80 soñábamos con ir, aturdíamos a nuestros padres insistiendo bajo la excusa de cualquier motivo de agasajo para que nos llevaran, y una vez allí no parábamos de correr de un juego a otro como si no alcanzara el día para pasar por todos.

Ningún "Parque de la Costa" o nada que se le parezca superará en el recuerdo de los nostalgiosos las emociones vividas en aquel entonces.

Reivindicamos a los hermanos Zanón por su idea de crear el parque de diversiones más grande de sudamérica, con 35 juegos mecánicos ubicado en Avenida del Libertador y Callao, aunque no su desidia ante el mantenimiento del mismo, motivo por el cual lamentablemente debió cerrarse, luego del fallecimiento de una chica de 15 años dentro de sus instalaciones.



Moth

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